“Se
busca center por encima de 7 pies (2,13 m),
fuerte, razonablemente ágil, con ciertos fundamentos, que sepa postear, que
tapone un par de tiros por noche y con
un tiro de media distancia decente…razón NBA.”
Este
anuncio podríamos encontrarlo dentro de poco en cualquier sección de
clasificados de los periódicos mas importantes de Estados Unidos, a no ser que
en algún high school del país esté brotando ese center que reúna todas
esas cualidades y llegue vía draft en próximos
años.
Hablando en términos puramente antropológicos,
es evidente que el ser humano cada vez es mas alto, mas fuerte,
más veloz… Es algo que puede verse con facilidad en cualquier casa de vecino, los hijos salvo excepción
suelen ser mas altos que sus padres, y los nietos superan en estatura a padres
y abuelos. En el deporte de la canasta se puede ver también esta evolución física, cualquier
aficionado recordará aquellos primeros hombres altos como George Mikan que con
2,08 m prácticamente no miraba a nadie por encima de él en la liga, o el mítico Bill
Russel que con 2,07 m dominó la liga en las alturas durante décadas o Wilt Chamberlain que con 2,16 m era considerado como un fenómeno de la naturaleza y que ante la escasez de jugadores de ese tamaño en aquellos primeros años de vida de la NBA ejerció un dominio tal sobre sus rivales que la liga se vio obligada a cambiar algunas reglas del juego.
La
propia evolución nos lleva años y decadas después a los Kareem Abdul Jabbar ,
Hakeem Olajuwon, Patrick Ewing, David Robinson, Shaquille O`neal… atletas
físicamente muy evolucionados, todos en torno a los 7 pies y con unas
condiciones en cuanto a coordinación, fuerza , velocidad, fundamentos y conocimiento del juego nunca
vistos hasta entonces en jugadores de ese tamaño.
¿Por
qué entonces, cuando esa evolución nos debería llevar hacia el center total mas alto y fuerte que nadie y con movimientos de bailarín de salón, cuesta tanto encontrar
talento por encima de los 7 pies? (Mención
aparte finos estilistas como Gasol o Nowitzki que aunque alcanzan esa estatura no
entrarían dentro de la denominación de pívots dominantes) y es que Dwight Howard si tuviese algo de
tiro exterior y algún movimiento en el poste probablemente seria un 4, muy
poderoso, pero un 4, y los Brook López,
Greg Monroe, Andrew Bynum o Roy Hibbert de hoy aunque aprovechables si se les
rodea de buenos jugadores, no parecen capaces de alcanzar cotas
tan altas en lo personal ni un dominio
de sus puestos como lo hicieron los nombres antes citados.
Por JF9.
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